Sin apenas darnos cuenta, entramos en una de las fechas más señaladas del año, La Navidad. Unas fechas familiares y muy emotivas para muchas personas, una fecha donde prima la generosidad y sobretodo una fecha muy melancólica para todas aquellas personas que hayan perdido algún familiar.
La navidad llega cargada de ilusión y entusiasmos para los niños, es como un sueño para ellos, un mundo diferente donde se le regalan regalos, ven mucha iluminación de colores encendida por las calles, adornos y decoraciones en todos los establecimientos y si fuera poco una cabalgata hecha especialmente para ellos.
En cambio cuando se es adulto la cosa cambia, muchos gastos, echas de menos a las personas que desgraciadamente ya no están contigo, vas corriendo a todas partes sin tener tiempo de nada, comida tras comida; pero quizás en el fondo la misma ilusión que la de un niño, pues esa es la magia de la Navidad. La diferencia es que ahora te toca a ti hacer feliz a los que más quieres, intentando que sientan exactamente lo mismo que sentías tu cuando eras un niño.
La Navidad es una escusa para que familiares y amigos se reencuentren para estar juntos, es una escusa para regalar y que te regalen, es una escusa para salir a la calle y disfrutar del encanto de esas fechas, en definitiva la navidad es una escusa para volver a ser el niño que eras antes. Eso sólo se da una vez al año, así que aprovechar cada año como si fuera único.
